–XXI–
Necio sea quien diga de la espina
que no ha de ser también hermosa
sin entender que es lo más vivo
que se guarda ingrávida la rosa.
Es, pues, la espina expectante incomprendida
lo que más al mundo con la breve flor conecta
porque lo demás adorna y deleita al que la mira
mas ha de haber espinas para que esta sea perfecta.
Y estoy asi unido a usted, dulce rosa mía,
por las espinas que fraguaron esta historia.
Porque dos corazones se unen más por las espinas
pues la vida sin dolor pierde su gloria.
Rompa entonces, amor mío, cuanto quiera
este hueco corazón que le he entregado
Sea mi flor, con la espina y que nos duela.
pues dos corazones, sin espinas, no han amado.
Emanuel Fernandez
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